(Text in english below)
"El hombre que no tiene imaginación, no tiene alas."
Cuando era pequeño, recuerdo los largos días de viaje con mi abuelo. Solía pasar por nosotros de sorpresa el último día de escuela para llevarnos a la playa o cualquier otro lugar distante y maravilloso. Recuerdo que entonces el asiento de atrás del coche era gigante, lo suficiente para que cupiéramos mi hermana, mi hermano y yo. Se convertía en un campo de batalla. Un salón de juegos. Una nave espacial. Un centro de comando. Un ring. Un restaurante. Y cuanta cosa se nos ocurriera. Y eso solo en el trayecto en el que salíamos de la ciudad.
Luego de las primeras horas de viaje y habiendo agotado las posibilidades dentro del pequeño gran espacio del asiento de atrás, recuerdo pasar las siguientes horas del viaje imaginando cosas y juegos.
Ahora ya más grande, me gusta mucho manejar en carretera. Sobretodo de noche. Y recuerdo haberme encontrado más de una vez jugando "Pong" con las lineas de la carretera, donde un pequeño pixel imaginario rebota durante kilómetros y kilómetros empujado por la defensa del coche y entre las líneas blancas.
O ir caminando sin pisar las lineas. O haciendo equilibrio. O brincando para alcanzar cosas. Si. Aún lo hago.
Me atrevo a decir que todos en algún momento hemos jugado algún juego imaginario. Esos juegos que jugamos de una forma u otra y nos recuerdan, al menos de niños, el increíble poder de la mente humana (o que tan locos estamos). Hoy con este vídeo, veo que no soy el único y me llena de recuerdos y buenos momentos.
"The man who has no imagination has no wings."
I remember
when I was young, the long travel days with my grandpa. He used to go for us to
the last day of school by surprise to take us to the beach or any other distant
and marvelous place. I remember then that the back seat of the car was
gigantic. Enough for my sister, my brother and I. It was a battle field. A
playroom. A spaceship. A command center. A ring. A restaurant. And any other
occurrence. And that was just while we got out of the city.
Then, the
first hours of travel and being depleted any more possibilities of our confined
space on the back seat, I remember spending the last hours of the road
imagining things and games.
Now, much
more adult, I love to drive on highway. More during nights. I remember, more
than once, finding myself playing “Pong” with the lines of the road. Where a
little pixel bumped over kilometers and kilometers with the bumper of the car
and in between the white lines.
Or walk without stepping on the lines. Or making balance. Or jumping to reach high things. Yes. I still do.
I could say
that anyone at least once have played an imaginary game. Those games we
play and remember us one way or another, at least as childs, the incredible
power of the human mind (or how crazy we are). Today with this video, I see
that I’m not the only one and I smile with memories and good moments.